Visita a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario
El templo parroquial de Castil de Campos, consagrado a su Patrona, la Virgen del Rosario, se encuentra situado en la plaza central del pueblo, prácticamente equidistante de los puntos que definen su perímetro urbano. De este modo testifica su papel central en la vida de la población. Así lo observa el visitante desde el primer momento en que accede: el pueblo aparece construido en torno a una primera ermita que sirvió de enlace entre los dos núcleos fundacionales formados junto a las fuentes de los Chirimeros y del Otro Ejido. Y asimismo lo confirma también la historia desde sus orígenes.
Aunque se pueden rastrear los orígenes del pueblo hasta la segunda mitad del siglo XIV, época de la repoblación de estas tierras por colonos castellano-leoneses después de su conquista a los musulmanes, como dicen los historiadores locales Máximo Ruiz-Burruecos, Francisco Ruiz y Antonio Manuel Molina, “no hay duda de que la primera vertebración institucional de Castil de Campos como pueblo se debe al establecimiento de una iglesia con culto y dependencias propias (aunque dependiente, en un principio de la Abadía de Alcalá la Real) y de las instituciones que en torno a ella se fueron creando (…) Esto sucedió en los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX”.
Dicha iglesia –una pequeña ermita en sus orígenes- fue levantada por iniciativa de los habitantes de esta zona agrícola y construida con sus manos y sus aportaciones el año 1798. Habían obtenido para ello la autorización de la Abadía de Alcalá la Real –que por entonces detentaba la autoridad eclesiástica en esta comarca- y la cesión de terrenos del Ayuntamiento de Priego de Córdoba. La ermita, dedicada desde su fundación a Nuestra Señora del Rosario, no alcanzaría hasta 1820 estatuto de “ayuda de parroquia” y, a efectos de administración de sacramentos y otros ritos parroquiales, dependió hasta esa fecha de la iglesia vecina de Fuente Tójar.
Con la ermita tomaron cuerpo inmediatamente -el año 1800- dos cofradías o hermandades que han dado durante muchos años muestras del espíritu corporativo de sus habitantes: la de Nuestra Señora del Rosario que ha perdurado hasta nuestros días y la de las Ánimas, que se perdió a mediados del pasado siglo.
Desde el punto de vista arquitectónico, templo y pueblo han convivido en perfecta armonía hasta hoy. Si calles y casas se han ido modificando al ritmo de los tiempos, la iglesia también lo ha venido haciendo, pasando de su primera configuración de humilde ermita a la actual de templo parroquial a través de sucesivas reformas. Encontrándose ya muy deteriorada la vieja construcción, fue reconstruida y adquirió su estructura actual el año 1954, gracias de nuevo a la iniciativa y colaboración del pueblo con su párroco al frente, Don Antonio Aranda. Hoy como siempre –e insistimos en ello- el edificio de la iglesia, al ser obra del pueblo, ha mantenido un diálogo arquitectónico perfecto con las formas y blancura de las casas y con el verde plateado de los olivares que las rodean.
Sobre la parte más elevada de la inclinada plaza, se impone hoy la fachada alta y blanca de la iglesia, coronada por un airoso y sencillo campanil de tres cuerpos con reloj; este campanil se eleva sobre dos ventanales gemelos, como si fueran dos ojos que enfocan su vigilante mirada por encima de la gran puerta de acceso. Con tejado a dos aguas, es visible desde el exterior su división en tres naves, una mayor y más elevada y dos laterales más bajas.
El espacio interno es amplio, suficiente para el número de sus feligreses, y luminoso, como es frecuente en las iglesias de las poblaciones y barrios más jóvenes de la campiña cordobesa. La nave central, que aproximadamente duplica la anchura de las laterales, está separada de éstas mediante amplias arcadas sobre pilares, y culmina en un altar mayor enmarcado por un precioso retablo barroco. Las dos naves laterales rematan en sendas capillas al fondo: la de la derecha dedicada al Sagrario y a imágenes de la Virgen de los Dolores y la Divina Pastora; la de la izquierda, con un sencillo retablo, alberga habitualmente la imagen de Jesús Nazareno y San Antón. El muro lateral derecho da a la calle y recoge la luz solar a través de unas ventanas con vidrieras de reciente confección y motivos geométricos simbólicos; por la izquierda, en la dirección hacia la cabecera del templo, éste se comunica con dependencias auxiliares y la casa vivienda del párroco.
Mención especial merece el retablo que preside el templo. Fue colocado en la parroquia de Castil de Campos, tras arduas labores de limpieza y restauración, el año 1954, fecha de la reconstrucción definitiva del templo. Proviene de la ciudad de Priego, donde se encontraba en una capilla de la Orden Tercera de San Francisco y anteriormente, al parecer, había presidido la ermita de Nuestra Señora de las Mercedes. Es una bella muestra de los retablos barrocos, casi rococó, que abundaron en estas tierras como reflejo de cierta bonanza económica allá por la segunda mitad del siglo XVIII; su autor parece ser el artista prieguense Juan de Dios Santaella. En la actualidad, restaurado en 1992 por la Escuela Taller de Priego dirigida por D. Antonio Serrano, brilla con renovados motivos escultóricos y constituye un encendido marco dorado para la imagen de Nuestra Señora del Rosario que lo preside desde su camarín.
Finalmente, y por lo que se refiere a la imaginería, señalaremos aquellas imágenes que nos parecen más destacables por su valor escultórico y por la devoción popular que suscitan. No hay duda de que, sobre todas, destaca la de la Virgen del Rosario, de rostro bellísimo, enriquecida con extraordinarios vestidos y alhajas, Patrona del pueblo desde sus orígenes y que tiene además la difícil fortuna de ser la misma imagen que se entronizó en la primera ermita construida allá en el año 1798. Síguenle y ocupan con ella el primer plano las imágenes de Jesús Nazareno, del Santo Entierro y de la Virgen de los Dolores, que concentran toda la devoción popular en las celebraciones procesionales de la Semana Santa.
Llegados a este punto, y conscientes de que nos queda mucho por decir, nos parece habernos acercado a un tema que será objeto de particular desarrollo en otro capítulo de esta misma “web” informativa: el que tratará sobre las Fiestas Populares, religiosas y civiles, de todo tipo. Nosotros cerramos aquí lo que se refiere a la Iglesia Parroquial en su historia y la descripción de su templo, remitiendo a nuestros lectores a otros apartados que completarán sin duda su conocimiento de Castil de Campos.
[JRV/ 26-08-2009]
Apuntes para la Historia de Castil de Campos (1812 – 1856). Los avatares de una emancipación municipal. Edición de los autores, Castil de Campos (Córdoba),1995, pág.33.
Se conserva el acta fundacional de la Hermandad de las Ánimas y puede leerse tan curioso documento en los apéndices documentales del libro Apuntes para la Historia de Castil de Campos (1812-1856), o.c., pág. 129 – 132.
Para una más detallada descripción y más amplio estudio de este retablo, véase el artículo de Máximo Ruiz-Burruecos Sánchez " El Retablo de Nuestra Señora del Rosario de Castil de Campos", publicado en la Revista "Adarve" de Priego de Córdoba, nº 421-422, Navidad de 1993, pág.3.